Cada uno de nosotros somos el perfecto equilibrio entre cómo vivimos, lo que comemos, el entorno con el que nos relacionamos a diario y cómo nos cuidamos, por dentro y por fuera.
Por eso, a la hora de afrontar el envejecimiento de una forma activa, tienes que recordar que la mejor edad es la que tienes ahora mismo.
No existen atajos ni soluciones milagrosas que no impliquen un mínimo compromiso.
Vivir en armonía con uno mismo y con el entorno; realizar ejercicio de manera periódica y constante; mantener una dieta sana y equilibrada y unos hábitos saludables; cuidar la piel y cuidar de nosotros mismos, dedicando algunas horas del día a mimarnos, son algunas de las rutinas que debes incorporar a tu día a día.
La medicina anti-edad es una pieza más del puzzle, pero no la única.
Solo así conseguirás encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente que te hará sentir bien.
