La aplicación básica de toxina botulínica es una técnica médica que consiste en la inyección de esta sustancia en pequeñas dosis en ciertos músculos del rostro, con el objetivo de paralizar temporalmente su contracción. Esta técnica se utiliza principalmente para tratar las arrugas de expresión en el rostro, es decir, aquellas arrugas que se forman debido a la repetición constante de ciertos movimientos musculares, como por ejemplo las patas de gallo en los ojos, las arrugas en la frente o las líneas del ceño fruncido.
La toxina botulínica actúa bloqueando la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor que es necesario para la contracción muscular. De esta forma, al inyectar la toxina en los músculos responsables de las arrugas de expresión, se reduce temporalmente su actividad, lo que disminuye la apariencia de las arrugas en la piel.
Este procedimiento es comúnmente conocido como «bótox», que es el nombre comercial de una marca específica de toxina botulínica. Sin embargo, hay varias marcas de toxina botulínica disponibles en el mercado, y todas funcionan de manera similar.
Además del tratamiento de las arrugas faciales y líneas de expresión, la toxina botulínica también se utiliza para tratar otros trastornos musculares, como espasmos musculares y rigidez en personas con parálisis cerebral o distonía cervical. En algunos casos, también se utiliza para tratar l hiperhidrosis o sudoración excesiva en ciertas áreas del cuerpo.
Es importante destacar que la aplicación de toxina botulínica debe ser realizada por un profesional médico calificado y con experiencia en esta técnica, ya que si no se utiliza adecuadamente, puede tener efectos secundarios no deseados. Además, su uso debe ser controlado y no debe ser administrado en grandes cantidades o de forma muy frecuente para evitar complicaciones.
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